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La mayor amenaza natural para la integridad estructural del casco de una embarcación marina es la corrosión, pero un ánodo bien seleccionado es un aliado poderoso contra esta amenaza. Para ayudar a combatir los efectos corrosivos en el casco de la embarcación, se utilizan comúnmente ánodos marinos de zinc y aluminio. Los ánodos de zinc tienen una larga historia de uso en la industria, pero son más adecuados para agua salada, mientras que el aluminio es apto para agua salada, dulce y salobre. El tipo de embarcación y el componente que necesita protección (como el casco, el timón y los intercambiadores de calor) también juegan un papel en la selección del tipo y formato del ánodo.
